Hay cosas a las que no quieres
hacerle frente
no es que no puedas,
es que no quieres.
El temor te sucede por dentro.
Sientes que tienes un asunto pendiente,
algo que está ahí, esperándote.
Lo dejas para mañana,
para el siguiente ,
y te vas dando excusas.
Pero las excusas se acaban
y lo que sientes te reclama.
Te busca, te cerca,
observa tus movimientos
y descree tus excusas.
Te espera.
Hasta que en el laberinto
que es a veces te cabeza,
entre los mpulsos del carazón por latir,
ahí, te mira a los ojos y te sienta.
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