Me llaman loca porque vivo de forma desordenada,
a destiempo, a impulsos, a mi manera.
Hay momentos que el entusiasmo me trasporta
a lo eterno y no cambio el calendario
y hago días con cien horas y hago horas de cien días.
A veces abrazo tan sinceramente, tan fuerte,
que marco mis tatuajes en la piel de un amigo,
a veces, otras en cambio necesito esconderme
y que una decisión decida por mi
y que si hay fallo sea un fallo sin culpa.
Luego me regaño y maldigo mi cobardía y prometo cambiar,
y no cambio, no sé si quiero, si puedo...
Voy oscilando por senderos de hipocresía
en el mundo de los cuerdos,
en ese mundo en el que se sobrevive con mentiras,
se vive con culpas, se disfraza lo real de correcto
y se mira a otro lado, mas cómodo,
ese en el que seleccionas lo que quieres ver y oír
en el menú de las mentiras
y te vas sentando en la mesa de cada comensal
y compartes vidas vacías con personas vacías
y cuando ya te has saciado de nada
es cuando sin recato ni disimulo te ausentas
aunque te quedes y vuelas por lugares imaginarios,
imposibles,...pero bellos,...necesarios,…
y te proyectas solo,
y te molesta hasta tu propia compañía
y te sientes poderoso
y desde la lejanía de un autismo voluntario
sonríes con la seguridad del que sabe que solo el loco esta cuerdo,
me llaman loca,……. y me alegro.
Adaptación sobre un escrito de Jose Ramon Marcos Sanchez
Ilustración de Miriam Villaseca
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