Cuando por las mañanas amanece gris, mi corazón se mimetiza al ritmo del color y es terrible.
Permanece triste por la añoranza, por el deseo, por un anhelo de verlo transparente cuando yo pudiese sonreír y darle a la vida otro color, matizarle otro sentido.
En las calles de sol hay sonrisas y alegrías, y si camino entre ellos, ni siquiera soy percibida. ¿Que necesito para poder integrarme? ¿De qué depende para que alguien me mire, para que alguien me ame, para que me hagan suya? Aún cuando el cielo o el mar parezcan rojos, aún cuando en las hojas de los árboles los insectos guarden silencio a mi paso, aun asi resisto...lo trato, lo debo. No podemos vencernos ante un mundo que brilla y queremos opacar por momentos.
Si no hay manera de poder cantar como canta el viento, entonces lo escucho, y formo un sonido, emulo un silbido que suene en mi interior, si no hay manera de poder volar con alas por mi misma, entonces miro al cielo y lo veo firmemente desde el suelo en que estoy y siento que no me desprendo de el, dejo que me envuelvan los azules que tienen en mi, percibiéndolo más cerca. Así, con todo, salgo triunfante, cumplo con no sacar una lágrima al viento, mas siento que puedo menos cuando no emulo nada.
Ante la vacuidad no puedo, formo una alianza porque no puedo ser contraparte, porque ni siquiera puedo lograr hacer volver a mi mas ansiado y querido momento... ¿Cómo luchar por perseguir algo en vano? ¿Cómo sentir que voy marcando el mismo latido de corazón que otro ? Luchar por tristezas es sano, es válido si como humanos generamos una defensa contra el dolor, sacar tristezas alivia, te deja mas ligero si depuras tu alma aún cuando el color sea oscuro, mas luchar con la mente, con recuerdos, con fantasmas, ¡qué difícil!.
Incluye tristezas pero hay sentires que remontas desde esos ayeres. ¡Cómo vuelven los dolores cuando aparecen los fantasmas!, cuando evocas esos sonidos aunados con olores, una música, una melodía, una canción y una palabra...caminar en un paisaje por demás familiar donde alguna vez sonreíste y ahora lo enlutas en silencio. Actitudes y modismos que te acostumbraste a seguir porque nacían de ti en ese tiempo y en ese espacio y sentías que en verdad amabas, y brincabas, y soñabas y cantabas y gritabas y gozabas como nadie sin igual.
Increíble que hicieras maravillas por todo o por nada, y te ensoñaras tan sólo por una o dos palabras pronunciadas...no era necesario decir más. Hay tristezas del pasado, tristezas del presente y las que siento por aquellas que serán a partir de éste momento y que no puedo siquiera imaginar. En los tiempos de hoy, las casas abandonadas reclaman sus misterios y es cuando los sentires se posan ahí sin que podamos sacarlos. ¿Alguien que luche contra ello? ¿Que alivie el temor a recordar?
Cuando renace el día se escuchan los nuevos momentos, las nuevas fuerzas... ¿Y las tristezas?, ya tuvieron su tiempo me respondo a mi misma. Vengan tristezas que serán de mi mañana gris, que formarán un futuro sin fin y que lograrán que las vea derribadas si en algún momento sonrío y me siento feliz. Al cabo ellas ya tendrán su paz y mi mente divagará, buscará formas en otros trazos y como la hierba que crece donde en cierto lugar hubo camino, cubre así, de manera protegida y suave lo que en algún momento era automático de evocar; es mi única defensa y es mi único momento inundándolo en un profundo suspiro cuando miro a ese cielo en el que mimetizo mi corazón cada vez que siento que mi esperanza agoniza...
No hay comentarios:
Publicar un comentario