Qué misterio acecha en los trenes… Nunca sabemos a dónde en realidad estamos viajando… Es como si dentro de ellos el tiempo se detuviera para que aquello que tiene que suceder, simplemente suceda; cuando de golpe se detiene en esa estación invisible llamada “Destino.” La sensación es rara. Es la de un freno sobre la cabeza. Todo a tu alrededor desaparece… Vértigo interior, caída libre del corazón. Similar a dejarse caer a través de la atmósfera sin sustentación alar ni de paracaídas. Todo sucede a la velocidad de la luz… Veinte minutos de viaje, se hacen un nanosegundo. Comprobamos la teoría de la relatividad del tiempo… Y también otras teorías… Cuando ese instante termina, te encuentra aturdido, parado en el andén de tú realidad, justo en el centro de tu propia existencia. Ahí caes en la cuenta de que cuando la magia actúa, tú pasaje, puede ser un boleto directo a la felicidad. En las grandes historias de amor, siempre hay un tren... Y si el destino esta encaprichado, el tren no pasa sólo una vez.
©by Eleo
26/04/2015