Convocado por el Centro PEN de Argentina junto con la Universidad de San Martín, el escritor especialista en literatura inglesa y comparada, brindó una conferencia sobre su libro "Borges Travel, Hemingway`s Garage: Secret Histories".
A partir de descubrir en sus viajes, locales comerciales con nombres de escritores famosos, pero sin tener nada que ver el rubro explotado con la literatura, decidió escribir una parodia de cómo llegaron a abrir dichos comercios.
Cuando estaba recién mudado a California paseando por la ciudad, encontró una tienda que se llamaba "Borges Travel", le sacó una fotografía y luego escribió una historia de cómo el escritor llegó a tener una agencia de viajes.
Seis semanas más tarde, viajó a un lugar llamado Santa Ana en California y allí se encontró con "Hemingway"s Garage", tomó otra fotografía y escribió otra historia de cómo el escritor llegó a poner un taller mecánico.
Después de eso, en cualquier lugar que visitaba ya sea en América o Europa, encontraba negocios, hoteles o restaurantes con el nombre de escritores, compositores o pintores famosos.
Así, llegó a recopilar 150 lugares que lo llevaron a escribir 5 libros con 50 fotografías y 50 historias. El primero de ellos fue "Borges Travel, Hemingway`s Garage: Secret Histories".
Uno solo necesita leer cuentos tan magníficos como "Tlön, Uqbar, Orbis Terius" o "La muerte y la brújula" o "Utopía de un hombre que está cansado", para comprender que Borges, eventualmente, expandiría esos intereses artísticos por los viajes para convertirlos en algo menos metafísico y más lucrativo. Esto queda claro en una conversación que tuvo lugar en el café Tortoni, allá por el año 1973. En aquel entonces, Borges, el mayor de los dos, le recordó al más juvenil Cortázar: "Mejor admitámoslo: vender cuentos cortos no nos va a traer tiempos dorados. En cuanto a mí, siempre estuve fascinado por los viajes, especialmente en tierras exóticas y no puedo pensar en ninguna vocación mejor que convertirme en un agente de viajes".
A su vez, conociendo el interés de Cortázar por la música, especialmente el jazz, le recomendó que creara un trío de jazz que le permitiera ganar una buena suma de dinero para costear su retiro. Cortázar siguió el consejo de Borges y después de escribir el cuento Axolotl, creó un grupo de jazz con el mismo nombre.
Fue después de esta charla en el Tortoni que Borges fundó su agencia de viajes en su viejo barrio de Buenos Aires entre las calles Guatemala y Serrano. Llamó a la agencia "La búsqueda de Averroes" pero pronto lo cambió a "Viajes Borges", porque demasiada gente confundía el nombre con una agencia para encontrar objetos perdidos. El negocio floreció y hasta ayudó a pagar varias de las publicaciones de los cuentos de Borges, incluyendo "El jardín de los senderos que se bifurcan" y "Las ruinas circulares", ambos tienen componentes de viajes en sus textos.
Abrir la agencia el "bichito viajero" le pego mal a Borges y fue responsable para muchos, de sus laberínticas incursiones que lo llevaron afuera y adentro del Aleph y de acuerdo con su internista el Dr Brodie fue el disparador de muchos de sus extraordinarios cuentos.
Quien no hubiera esperado que Hemingway abriera un taller de reparaciones de autos. Que otra cosa hubiera hecho un hombre de semejante fuerza física y un machismo tan desembozado. De hecho, fue Dos Passos quien le sugirió que abriera el garaje, ya que la idea coincidía con lo que llamó: "las uñas sucias de Hemingway". Un buen mecánico es como Dios, capaz de resucitar lo inservible y transformarlo en algo útil. La idea de ser como un Dios fascinó al extraordinariamente egocéntrico Hemingway. La noción newtoniana de controlar el universo con sus propias manos, lo llevó a alquilar a los mejores mecánicos clásicos para empezar a trabajar en su taller. Su meta final, era llevar al equipo al Indianápolis 500 y ganarlo. Los mecánicos que lo conocieron han dicho que su fracaso en esta carrera fue una de las principales razones que motivaron su suicidio.
El escritor propone de esta manera, un juego literario que recorre todos los géneros, con un giro autobiográfico donde mezcla, extraordinariamente, sus vivencias personales con un vuelo literario desopilante que surge de la observación de un escenario verdadero, sobre el cual, el autor trabaja la ficción basada en personajes reales, en este caso escritores famosos, apelando al humor y utilizando el recurso de la parodia para lograr en cada cuento un relato ficticio pero a la vez verosímil, creándole al lector el deseo de que estas historias secretas sean ciertas aunque nunca hayan salido a la luz.
Si el arte imitara al capitalismo, se vería como el Viaje de Borges y el Garaje de Hemingway. Una estética capitalista que no tiene ningún tipo de relación con la idea, la verdad o la perfección y que se fundamenta más bien en conceptos como el producto y la comercialización del mismo, donde la recompensa es el dinero y lejos de la perfección degenera en corrupción.
Sin embargo, para aquellos que lamentan la prostitución de nuestra cultura "Borges Travel, Hemingway`s Garage: Secret Histories", ofrece una prueba definitiva de que el arte sigue vivo.
por Eleonora Valentini
Microensayo en concurso: Dejame tu comentario