Se entregó al sortilegio del juego,
al sentido profundo de la psicomagia
que ella ejercía sobre él.
La audacia se volvió indecencia,
el ímpetu esfumó la timidez.
Víctimas de una pulsión sexual,
de una apoteosis de amor que no llega.
Amantes de lechos de marfil,
siempre serán castigados,
por el karma de elefantes muertos.
by Eleo
27/09/2012