Ella se había enamorado de esa persona discapacitada visual llamada Ignacio Arévalo, pero que prefería presentarse como IAR, aunque nunca le reveló qué significaba esa R.
La había contratado para resolver CAPTCHAS, el famoso test para distinguir a un humano de una máquina, ya que al no ver, no podía hacerlo él. Nunca lo conoció en persona, sólo de manera virtual.
Ese día, asistió a una conferencia sobre desarrollos tecnológicos de Robotics Inc, donde la empresa presentaba un nuevo prototipo de Inteligencia Artificial capaz de mentir y engañar a los seres humanos.
El prototipo se llamaba IAR (Inteligencia Artificial Robotics), le decían cariñosamente Ignacio Arévalo.